Al querer alcanzarte
ignorando lo requerido
se desgastan las virtudes
ajenas a tu desafío
frustrando alternativas
de mayor regocijo
De las quejumbrosas ramas
de un árbol marchito
caen hojas de un libro jamás leido,
ese árbol nunca encontrado
por desprecio o por descuido
Voces escondidas
en bosques taciturnos
susurran en misterio
acusando de desidia
pues dejo poca manda
a oníricos herederos
Es momento de perturbar el destino,
de abatir los delirios
y conquistar los caminos
donde ningún árbol será ignorado
y los sueños disfrutarán el legado
de vivir para ser cumplidos.
Miguel